Un peyote de palabras…

Se trata de ajustar dos líneas de tiempo.

Algo así como despertar en cámara lenta.

Con la seguridad de que lo primero que se te venga a la mente será la verdad.

Sin distracciones, viviendo el rush desde adentro.

Con las manos en el control.

Tras aprender del espíritu de las palabras.

Y trasmutar lo malo en bueno y lo bueno en más.

Ya es tiempo de pasar a la segunda etapa.

Por eso, tras aprovechar un poco del placer generado.

Y justo cuando ya no queda gasolina en el vaso.

Se entiende al fin la relación entre lo sentido y lo revolucionado

Es justo ahí cuando se debe realizar el enganche.

Tranquilo que tú puedes.

Todos los que saben saben que no es fácil.

Se trata de ajustar dos de tamaño distinto para que duren lo mismo.

Sin perder el sentido, sin perder la emoción.

Sin omitir ni una solo nota.

Una composición compleja y simple que trae cambios.

El renacer luego de haber muerto tantas veces.

El repetir y repetir para buscar la perfección.

Una súplica para no tenerle miedo al miedo.

¿O sí?… todavía no lo he descubierto.

Mientras tanto aquí esta la medicina que me dio aquel que si llegó a viejo…