Mañana no es el número que le sigue en el calendario al número de hoy, mañana es un nuevo día en el que va a salir el sol.

Y aunque el sol siempre salga por el este y se oculte en línea recta por el oeste, el final de nuestras vidas no está donde se oculta el sol, es más, si camináramos en línea recta y continua hacia el oeste tan rápido como gira la tierra sobre su propio eje, nunca veríamos ocultarse el sol… lo que veríamos al final del día sería nuestro punto de partida.

Este eterno día sin noche terminaría justo cuando nuestro cuerpo ya no tuviera fuerzas para moverse.

Y aunque creamos que nos hemos estado moviendo constantemente en línea recta, también nos habremos movido de lado, pues la tierra además gira alrededor del sol.

¿Y cuando será el día que dejemos de representar el tiempo con una línea recta?

Seguramente el siete de julio del tres mil seiscientos setenta y siete.

Ese día nunca fue y siempre volverá a ser, el día en el Yo, Tú, Él y todos los otros entiendan que Ellos no son los que giran, sino la tierra.