Gigantesco vacío… nostalgia.
Dura se transforma la vida cuando se acaba la magia.
De un tiempo para acá todo pasa volando… y no precisamente gracias al sueño de la otredad ni al de las agradables intoxicaciones intelectuales, sino a aquel vuelo en el cual no nos damos cuenta de lo que vamos dejando atrás consumidos por la cotidianeidad del deber ser. Sin embargo como dice un sabio: las cosas siempre pueden estar peor… ese es el caso de quienes emprenden este viaje y ni siquiera se dan cuenta de que van hacia delante, hacia el final de la existencia.
Aunque nunca lleguen las repuestas, el tiempo pasa, la mente se aclara, pero el cuerpo va cediendo a los designios de su estado finito; la máquina se va desgastando y se acaban las fuerzas para satisfacer esos momentos de claridad mental, llegado el final poco se arriesga, no se trata de una carrera en la que queramos llegar a la meta.
Pero a pesar de ello, el otro día logré romper la rutina con uno de esos eventos que permiten cambiar la dirección del viaje. Un estimado amigo, al cual tenía mucho tiempo sin ver, me vino a visitar. Me dijo que aunque sabía que no había llegado mi hora, estaba dispuesto a enseñarme un lugar muy especial. Y así lo hizo… así llegué hasta aquí… el problema es que me encuentro perdido en él, y a pesar de que vislumbro la forma de regresar, no he conseguido las fuerzas para buscar la salida, o más bien la entrada.
No me ha quedado otra cosa que describirles tal lugar. A lo mejor se dan cuenta que ya están allí y me enseñan el camino de regreso. A lo mejor la claridad antes mencionada no es tal y me encuentro extraviado, para variar, ensoñando con la otredad. Lo cierto del caso es que exista o no este sitio especial, es en él donde nos vinimos a encontrar, así que no veo la razón para generar una argumentación lógica sobre su existencia. En estos tiempos los términos “realidad” y “lógica” me lucen un tanto sobrevalorados, porque a la final son solo eso, términos, conceptos… lo que realmente importa es como me siento y donde siento lo que siento…
¿Ya me encontraron?
Estoy a tu lado… al lado de ellos… por siempre y solo por esta vez vacilando entre el ser y el no ser, tratando de aceptar lo contrario, que soy y no soy al mismo tiempo, y así, solo así, permanecer en el lugar donde el pasado es recuerdo y el futuro fantasía.
¿Te confunde este concepto?
Deja de pensar en él, para llegar al lugar del que te hablo, aquel en el que estamos y dejamos de estar en un segundo, solo tienes que sentir…
¿Ahora lo ves?
Es el único lugar en el que sientes que las cosas están sucediendo y que tú formas parte de todo.
Ya me siento con fuerza, he dejado descansar al tripulante que pretende manejar.
Pero de pronto me sacudo y vuelvo a empezar, siempre lo mismo y lo repito… de nuevo, eternamente.
Ahora me he quedado atascado, sin conexión… Y ya no es un tema de fuerza, es desgaste luego de tanta euforia, un estado que solo merece un recuerdo, lo que un iniciado me dijo: eres racional.
Ya pasará, ya pasará.
Me aferro, intento encontrar la melodía… es que se me ha encomendado un tarea que no quiero dejar para después.
Se trata de construir un puente, unos de esos que permiten que lo que está adentro salga y lo que está afuera entre…
¿Te dio miedo?… ya sabes que hacer… suéltalo.
Era una frase, un concepto que se presentó y que pidió a gritos ser pronunciado…
Sin más preámbulos, dejando atrás la larga espera, finalmente la motivación…
Padre… yo soy el que soy gracias a ti…
Soy el que tiene el control y el que lo suelta…
El que lo vuelve a agarrar y se da cuenta que se trata de otra ilusión más…
Soy aquel al que un día le dijiste que se iba a morir…
Aquel que lo olvidó porque le dio miedo…
Aquel que cuando lo recuerda ya no lo intenta mitigar…
Soy el que lo usa, el que está dispuesto a perder…
El que sabe que mientas más cerca esté, más se alejará…
Yo soy el de la idea… ¿y tú? ¿Tú quién eres?
Nadie lo sabe, yo también…
Tú eres el que viaja…
Levanta tu vuelo entonces amigo mío…
Es tiempo de existir.